Para un
diseñador de iluminación, la representación de la luz en la pintura es una de
las materias más interesantes de las cuales se puede aprender en su análisis.
La luz y la sombra construyen una escena, un espacio y tiempo determinado,
siempre en contraste y por difusión de la luz.
La luz
en la pintura permite visualizar contornos, texturas y color en los objetos y
su ubicación en el espacio, con sus distintas técnicas asociadas, sombreado, sfumato,
chiaroscuro, tenebrismo, etc.
El
empleo de diferentes focos y fuentes de luz permite hablar de distintos tipos
de iluminación, internos, externos, cenitales, inferiores, laterales,
anteriores, posteriores, generales, luz reflejada, luz natural, luz
artificial, luz filtrada,
etc.
Con
estos efectos de iluminación representados en la pintura se genera, por
ejemplo, la percepción de volumen “modelado” en las figuras a través del
claroscuro.
La luz
en la obra pictórica se puede clasificar con distintos criterios:
Artificial
o natural: Según su origen la luz puede ser artificial, puede proceder de una vela,
un candelabro, una lámpara u otra fuente, representada generalmente reflejándose
sobre una porción de superficie reducida, produciendo un alto contraste. La luz natural procede del sol o la luna en
noches claras y no genera alto contraste entre las zonas expuestas a luz y
sombra.
Por la procedencia
de la luz podemos clasificar en luz natural ambiente, aquella en la que no
hay sombras propias de las figuras ni sombras reflejadas en paredes o suelo y
luz proyectada que provoca sombras y modela las figuras.
La
intensidad de la luz puede incidir en la luminosidad general del cuadro y en
los mismos colores según sea brillante o débil.
DJELLABAH
EN VERDE
Como ejemplo
se revisa el análisis de iluminación realizado para la obra Djellabah en verde,
del pintor hiperralista Claudio Bravo, (Valparaíso, 8-11-1936 – Taroudant Marruecos,
4-06-2011).
El hiperrealismo es
una tendencia radical de la pintura realista surgida en Estados Unidos
a finales de los años 60 del siglo XX que propone
reproducir la realidad con más fidelidad y objetividad que la fotografía.
El
Djellabah en verde es un óleo sobre tela del año 1984, mide 200cm x 149cm.
En el
identificamos que la luz es natural, proviene del sol que ingresa en forma
lateral (horizontal) a través de la ventana de gran tamaño, de la cual se ubica
cerca el personaje de la obra.
Existe
atmosfera y motivación, lógica del origen sin necesidad de ver la fuente y
concordancia o comprensión de la luz que reciben los elementos.
Esta
luz se proyecta sobre los objetos desde el costado izquierdo en forma general, bañando
porciones de superficie en los objetos, produciendo las sombras del lado
contrario al origen de la fuente de luz y proyectando sombras también al piso, otorgando
volumen y situándolos espacialmente; esta configuración se apoya con la espacialidad
que se genera en el recinto producida por la oscuridad en encuentros de muros y
del piso con los muros, los cuales quedan menos expuestos a la luz, lo mismo
sucede con el interior de las vasijas puestas en el suelo.
El
personaje del cuadro recibe luz marcada desde un costado, realzando parte de su
rostro y vestimenta, quedando el lado contrario sometido a la sombra, produciéndose
el claroscuro, potenciando su tridimensionalidad y haciendo que proyecte sombra
sobre el muro, despegándolo del fondo.
En la
reflexión de la luz sobre los elementos se aprecia una temperatura color cálida
de tono amarillo, que se observa más fría sobre muros y piso. No se aprecia la
proyección de sombras de los componentes de la ventana, marcos, palillajes y
cristales u otros filtros.
Este análisis
ha considerado la construcción de un modelo físico a escala, luego del estudio
de las proporciones de los elementos de la obra.
En el proceso de iluminación se ha utilizado las siguientes lámparas y filtros:
PAR 30 halógena, con filtro de papel diamante y papel blanco, intensidad de luz 100%.
PAR 30 halógena, con filtro n°228, intensidad de luz 100%.
Lámpara dicroica MR16.
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